Aunque soy "de ciencias", me gusta la historia, y me gusta leer sobre historia reciente. Somos herederos de los acontecimientos históricos del siglo XX pero es que además, la historia se rige por "ciclos". Por ello es bueno saber un poco "qué pasó", para imaginar "qué podría pasar". Este post no pretende seguir con lo que inicié ayer sino servir de enlace a lo que se nos acerca en este fin de semana.
Hace poco leí la edición de bolsillo de un ensayo histórico sobre la persona del Papa Pio XII, Eugenio Pacelli. Aquí en España, vinculamos este personaje histórico con la Iglesia de los primeros años del régimen franquista. De hecho es conocido que este Papa consideraba los estados de Franco y del también dictador Salazar, como los Estados ideales. En otras palabras, la democracia no entraba dentro de los ideales defendidos por este... "casi" santo. ¿Quizás sea que Dios no es demócrata?... eso daría mucho que hablar. En cualquier caso el tema de la obra a la que me estoy refiriendo, "el Papa de Hitler" de un prestigioso historiador católico, John Cornwell trata otro tema tan o más siniestro que el anterior, que demuestra que además era antisemita, y conoció y consintió en el genocidio del pueblo judío.
Os recomiendo el libro en la edición "Booket", referencia 3019. A lo largo de más de 400 páginas hace un repaso exhaustivo, riguroso y bien documentado, de la historia de la primera mitad del siglo XX y el papel que la Iglesia, a través de personajes como Pacelli, desempeñó en algunos de los grandes acontecimientos de esa parte de nuestra historia. A continuación, un breve resumen del libro, realizado por el propio autor y extractado en la web http://www.sindioses.org/sociedad/pioxii.html.
"... Pacelli llegó al Vaticano en 1901, a la edad de 24 años, reclutado para especializarse en cuestiones internacionales y derecho canónico. Colaboró con su superior, Pietro Gasparri, en la reformulación del Código de Derecho Canónico que se distribuyó en 1917 a los obispos católicos de todo el mundo.
A la edad de 41 años, ya arzobispo, Pacelli partió hacia Munich como nuncio papal para comenzar el proceso de eliminar los desafíos legales a la nueva autocracia papal y procurar un tratado entre el papado y Alemania como un todo, que reemplazará todos los arreglos locales y se convirtiera en un modelo de las relaciones entre la Iglesia Católica y los Estados.
En mayo de 1917 recorrió Alemania, destruida por la guerra, ofreciendo su caridad a gente de todas las religiones. Sin embargo, en una carta al Vaticano, reveló tener menos amor por los judíos. El 4 de septiembre le informó a Gasparri, que era cardenal secretario de estado en el Vaticano, que un doctor Werner, el rabino jefe de Munich, se había acercado a la nunciatura para rogar un favor. Con el fin de celebrar Succoth, los judíos necesitaban hojas de palmeras, que normalmente llegaban de Italia. Pero el gobierno italiano había prohibido la exportación, vía Suiza, de unas palmeras que los judíos habían comprado y que estaban retenidas en Como. "La comunidad israelita" continuaba Pacelli "busca la intervención del Papa con la esperanza de que abogue a favor de los miles de judíos alemanes".
Pacelli le dijo a Gasparri que no le parecía apropiado que el Vaticano "los ayudara en la práctica de su culto judío". Gasparri respondió que confiaba completamente en la "astucia" de Pacelli, coincidiendo con que no sería apropiado ayudar al rabino Werner.
Dieciocho meses más tarde reveló su antipatía por los judíos de una manera más abiertamente antisemita, cuando estuvo en el centro de una revuelta bolchevique en Munich. En una carta a Gasparri, Pacelli describió a los revolucionarios y a su líder, Eugenio Levien: "Un ejército de trabajadores corría de un lado a otro, dando órdenes, y en el medio, una pandilla de mujeres jóvenes, de dudosa apariencia, judías como todos los demás", daba vueltas por las salas con sonrisas provocativas, degradantes y sugestivas.
La jefa de esa pandilla de mujeres era la amante de Levien, una joven mujer rusa, judía y divorciada. (...) Este Levien es un hombre joven, de unos 30 o 35 años, también ruso y judío. Pálido sucio, con ojos vacíos, voz ronca, vulgar repulsivo, con una cara a la vez inteligente y taimada.
Hitler que había logrado su primer gran triunfo en las elecciones de 1930, quería un trato con el Vaticano porque estaba convencido de que su movimiento sólo podía tener éxito si se eliminaba al catolicismo político y sus redes democráticas. Luego de su ascenso al poder en enero de 1933, Hitler hizo una prioridad de su negociación con Pacelli.
El Concordato del Reich le garantizó a Pacelli el derecho a imponer un nuevo Código de Leyes Canónicas sobre los católicos de Alemania. A cambio, Pacelli colaboró en el retiro de los católicos de la actividad política y social. Luego Hitler insistió en la disolución "voluntaria" del Partido Central Católico Alemán!.
Los judíos fueron las primeras víctimas del Concordato: luego de su firma, el 14 de julio de 1933, Hitler dijo a su gabinete que el tratado había creado una atmósfera de confianza "especialmente significativa en la lucha urgente contra el judaísmo internacional". Aseguraba que la Iglesia Católica le había dado su bendición pública, en el país y afuera, al nacionalsocialismo, incluida su posición antisemita.
Durante los años ´30, a medida que el antisemitismo nazi crecía en Alemania, Pacelli no se quejó ni siquiera en nombre de los judios convertidos al catolicismo: para él, era cuestión de política interna.
En enero de 1937, tres cardenales y dos obispos alemanes viajaron al Vaticano para pedir una vigorosa protesta contra la persecución nazi de la Iglesia Católica, a la que se le habían suprimido todas las formas de actividad con excepción de los servicios religiosos. Finalmente, Pío XI decidió lanzar una encíclica, escrita bajo la dirección de Pacelli (futuro Pio XII), donde no había ninguna condena explícita al antisemitismo.
En el verano de 1938, mientras agonizaba, Pío XI se preocupó por el antisemitismo en Europa y encargó la redacción de otra encíclica dedicada al tema. El texto que nunca vió la luz del día, se descubrió hace poco. Lo escribieron tres jesuitas, pero presumiblemente Pacelli estuvo a cargo del proyecto. Se iba a llamar Humani Generis Unitas (La unión de las raza humana) y, a pesar de sus buenas intenciones, está lleno de un antisemitismo que Pacelli había mostrado en su primer estadía en Alemania. Los Judíos, dice el texto, eran responsables de su destino, Dios los había elegido, pero ellos negaron y mataron a Cristo. Y "cegados por su sueño de triunfo mundial y éxito materialista" se merecían "la ruina material y espiritual" que se habían echado sobre sí mismos.
El documento advierte que defender a los judíos como exigen "los principios de humanidad cristianos" podría conllevar el riesgo inaceptable de caer en la trampa de la política secular. La encíclica llegó a los jesuitas de Roma a fines de 1938; hasta el día de hoy, no se sabe por qué no fue elevada a Pío XII, Pacelli, convertido en Papa el 12 de marzo de 1939, sepultó el documento en los archivos secretos y les dijo a los cardenales alemanes que iba a mantener relaciones diplomáticas normales con Hitler.
Pacelli conoció los planes nazis para exterminar a los judíos de Europa en enero de 1942. Las deportaciones a campos de exterminio habían comenzado en diciembre de 1941. A lo largo de 1942, Pacelli recibió información confiable sobre los detalles de la solución final provista por los británicos, franceses y norteamericanos en el Vaticano.
El 17 de marzo de 1942, representantes de las organizaciones judías reunidos en Suiza le enviaron un memorándum a través del nuncio papal en Berna, donde detallaban las violentas medidas antisemitas en Alemania, en sus territorios aliados y en zonas conquistadas. El memo fue excluido de los documentos de la época de la guerra que el Vaticano publicó entre 1965 y 1981.
En septiembre de 1942, el presidente norteamericano Franklin Roosevelt envió a su representante personal, Mylon Taylor, a que le pediera a Pacelli una declaración contra el exterminio de los judíos. Pacelli se negó a hablar porque debía elevarse sobre las partes beligerantes.
El 24 de diciembre de 1942, finalmente, Pacelli habló de "aquellos cientos de miles que, sin culpa propia, a veces sólo por su nacionalidad o raza, reciben la marca de la muerte o la extinción gradual". Esa fue su denuncia pública mas fuerte de la solución final.
Pero hay algo peor. Luego de la liberación de Roma, Pio XII pronunció su superioridad moral retrospectiva por haber hablado y actuado a favor de los judíos. Ante un grupo de palestinos, dijo el 3 de agosto de 1946:
"Desaprobamos todo uso de fuerza (...) como en el pasado condenamos en varias ocasiones las persecuciones que el fanatismo antisemita infligió al pueblo hebreo." Su autoexculpación grandilocuente un año después del fin de la guerra demostró que no sólo fue Papa ideal para la solución final nazi, sino que también un hipócrita..."
Publicar un comentario 8 volutas:
Hola Salva.
Por fin alguien se atreve a hablar de cosa intocables, Salud y revolución
9:01 p. m.
Salud y revolución, Jaume. Creo que es bueno que todos conozcamos algo de nuestra historia reciente.
9:20 p. m.
A mi me regalaron el libro (exacto, la misma edición, el mismo formato...) unos amigos por mi cumpleañoshace ya algún tiempo, y lo he leído un par de veces.
Muy interesante, desde luego...
2:14 a. m.
Desde luego, judas, es muy clarificador. He visitado tu web, la mar de interesante. Me la linko inmediatamente.
Saludos.
10:56 a. m.
Compañero Pipero...
Somos colegas de Red Progresista.
¿Tanto tiempo he estado entre vosotros y aún no sabéis quién soy??????
Por cierto, no te leo en los comunicados internos del Partido... se va used a ganar una reprimenda de Komitern.
Por supuesto, todo esto no es más que una broma.
4:48 a. m.
Hace poco que estoy en este mundo blogero, judas, y hace menos que estoy en la red progresista. Y por otra parte, había diferentes formas de colaboración de las cuales, al final sólo acepté participar como "blog asociado". Participo de los postulados y la visito regularmente (aunque no deje huella), pero prefiero ir "por libre" (que no liberal mal entendido).
Saludos.
8:52 a. m.
Gracias, Feguher, por tu aportación, pero permíteme que dude muy mucho de la ecuanimidad de los autores que me comentas si son de la "profesionalidad" (la calaña) de César Vidal, reconocido historiador influenciado (sesgado) hacia una forma de ver la historia sólo compartida por exterroristas como Pío Moa.
12:37 p. m.
Veamos este libro se ocupa de criticar la figura del papa Pio XII en especial en su accion durante la Segunda Guerra Mundial.Se le recalca su papel de antisemita y el hecho de "ignorar" el holocausto judio.
Detengamosnos un instante,el autor es britanico ¿no?.Quisiera saber porque es su obra tambien no hace referencia al papel de su Reino Unido respecto al exterminio judio, ya que mas alla que el texto este dedicado a un personaje especifico, cuando se aborda dicho tema no creo que sea muy facil culpar a alguien por un hecho en el que tantos poderosos se "lavaron las manos"
Muchas Gracias
6:37 a. m.