Como en los inmensos espacios de la Feria de Fráncfort no hay ningún rincón en el que se pueda fumar, he tenido que salir al aire libre –octubre frío– para poder fumar una pipa por la mañana y otra por la tarde. Fumar una pipa con un tiempo ingrato es muy poco agradable. Entre las ilustraciones de las clásicas novelas inglesas siempre aparecía la escena de un club en el que unos cuantos señores con barba mantenían una conversación y alguien fumaba en pipa. Para fumarla con placer, una pipa pide determinadas condiciones atmosféricas. Yo las he encontrado en algún viaje a pie, cuando contemplaba cómo caía la tarde, sentado en la calle en una silla de la casa donde me preparaban la cena. El tiempo estaba relajado, y el tiempo y la pipa me infundían paz. En el momento de prender la cerilla y sacar la primera bocanada de humo, tenía la sensación de que el mundo era estable.
Más, aquí.
Un gran texto (verlo al completo) que describe perfectamente las sensaciones que se pueden experimentar al fumar una pipa. Yo no lo hubiera descrito mejor.
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Leyéndolo ya se siente placidez...también el fumador de pipa la transmite un poco, en ese momento, a los que están alrededor, a mi me ha pasado.
Eva
2:36 p. m.