Hoy he vuelto a ver "el último" (Der Letzte Mann) film del realizador Friedrich Wilhelm Murnau y el guionista Carl Mayer. En género cinematográfico correspondería a lo que se llamaba una Kammerspiel o un "drama de cámara". El film muestra a un portero de hotel, interpretado por Emil Jannings, que pierde su trabajo y muestra todas las pérdidas que lleva aparejada esa primera pérdida. Vale la pena decir que el guionista se vio forzado a añadir un final feliz por exigencia de la productora. Ese final feliz no desmerece en absoluto la película. Para mí es una obra maestra de técnica cinematográfica y de "expresión", nunca mejor dicho, que hace que en una hora y media (esa es la duración en una reciente restauración del film), haya un número mínimo de subtítulos. Pero eso no es una limitación en absoluto pues, la realización, la cámara y el trabajo actoral es tan extraordinario que consiguen que la historia en principio sencilla, uno de tantos dramas, se explique con una exquisita sensibilidad, un ritmo adecuado, y únicamente por imágenes. Es lenguaje cinematográfico en estado puro, algo muy lejos de, lo siento para quien le moleste, algunos films franceses en los que la palabra es la que manda o, por el contrario, de algunos films rusos en los que "se puede ver crecer la hierba" por la exhasperante lentitud de los mismos.
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