Ayer fui al club de pipas que montamos hace un par de meses. En estos primeros meses en que estamos montando cosas tales como la "fumada del club", la "pipa del año" y otras actividades diversas, que implican hermandad entre socios y con otros pipa clubs, nos reunimos, en principio, cada jueves. Es agradable y relajante sentarse un rato con los compañeros del club, compartir tabaco, compartir pipas y ejercer de tertulianos improvisados. La política, las anécdotas de trabajo, las historias graciosas y a veces no tanto sobre otros tiempos en que éramos más jóvenes, las películas, la buena música, etc... contribuyen a oxigenarse durante un ratito y hacen de nuestro club un pipa club poco común, alejado de los tópicos de que estas aficiones son sólo para gente esnob y muy cerrada en cuanto a clase social. Ayer incluso les llevé la última cerveza artesana que hice ya hace algo más de un año, una Gran Cru belga. Además tuve ocasión de compartir algunos tabacos interesantes como el Benson & Hedges Mild Flake, aromático con un ligero sabor a miel, o el Black Ambrosia de MacBaren, aromático pero fuerte a la vez, como a mí me gustan. Sin embargo estos días nos embarga una especie de tristeza: todos tenemos alguna complicación laboral y algunos, además, personal. ¿Quizás el "síndrome postvacacional" que nos está haciendo mella?, ¿quizás el cambio de tiempo?, ¿quizás que llegan tiempos nuevos ("tiempos" en un sentido diferente al meteorológico)?, no sé. Habrá que hacer algo, habrá que hacer algo para animarse.
A la salida del pipa club, me paró un coche belga y se bajó el chófer quien me preguntó dónde estaba el hotel XXX de la calle YYY. Barcelona no es enorme pero es, probablemente más grande que cualquier gran ciudad belga. El tipo me lo preguntó en un plan como aquellas gentes de pueblo, que llegan a la gran ciudad y te preguntan (sin conocerte): "Oyeeeee!, ¿por dónde tengo que ir para ver a mi primo Telesforo?". Me lo preguntó en este plan sobre todo porque, siendo la primera vez que, por lo que me dijo, estaba en Barcelona, no tenía un plano a mano. Al final, se acordó que tenía uno, abrió el maletero, sacó una maleta y, sí, había uno. Pudo descubrir que estaba a unos 4 km de su destino. ¿Cómo se puede ir así por el mundo?
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