En el año 2001, la revista médica British Medical Journal, una de las revistas científicas más prestigiosas, publicó un curioso trabajo. El artículo, publicado en la sección Beyond Science, reportaba los resultados de un ensayo clínico que no utilizaba ningún medicamento de nueva generación, sino el efecto del REZO A DISTANCIA FÍSICA Y TEMPORAL en el tratamiento de pacientes aquejados de una septicemia (envenamiento de la sangre). El artículo se encuentra aquí.
El estudio parte, por un lado, de la base de dos ensayos clínicos controlados y aleatorizados publicados el mismo año, en los que supuestamente se había demostrado el efecto beneficioso del rezo de intercesión remota (rezar por personas desconocidas) para mejorar el estado de salud de los pacientes de una unidad de cuidados intensivos coronarios. Por otro lado, una revisión sistemática también publicada el mismo año, había encontrado que en el 57% de los ensayos clínicos aleatorizados y controlados con placebo, la curación a distancia había mostrado un efecto positivo del tratamiento. Con estas premisas, el estudio del que hablamos demostró que el rezo de intercesión a distancia para un grupo de pacientes se asoció con una corta estancia hospitalaria y una menor duración de la fiebre en los pacientes que presentaban la septicemia, incluso teniendo en cuenta que la "intervención", osease, el rezo, ¡¡¡¡se había realizado 4-10 AÑOS DESPUÉS DE LA INFECCIÓN!!!.
En una réplica del autor de este trabajo, Leonard Leibovici, a las múltiples críticas y comentarios que provocó el mismo se demuestra que, a veces, en ciencia, se puede jugar con el "más pintado". El propósito último del artículo había sido responder a la siguiente pregunta: ¿Creerías en un estudio que es metodológicamente correcto pero que examina algo que está completamente fuera del marco o modelo del mundo físico, por ejemplo, una intervención sobre algo que pasó tiempo atrás?
Hay tres formas de intentar responder a la pregunta:
(1) Responder afirmativamente. Lo cual lleva a paradojas que son incompatibles con el trabajo científico o incluso las cuestiones del día a día.
(2) Evaluar críticamente el estudio para detectar cualquier error estadístico o metodológico. En el estudio del que estamos hablando puede haber varios obvios, pero, ¿qué pasa si el siguiente estudio no tiene esos "puntos débiles"?
(3) Negar desde el principio que los métodos empíricos pueden aplicarse a cualquier pregunta que esté completamente fuera del modelo científico del mundo físico. Esto convertiría al artículo en un no-estudio, aunque los detalles proporcionados en la publicación son metodológicamente correctos.
En cualquier, caso, planteada la pregunta y las posibles respuestas, la paradoja está servida, pero eso sí, el artículo, como afirma su autor, no tiene nada que ver con la religión, es, simplemente una ayuda para el creyente pero no debiera ser testeada en ensayos clínicos.
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