... después de temblar, de abrigarme, de resguardarme, de buscar el lugar más cálido (en mi casa o en otra), me empiezo a recuperar, y entonces pienso en la pobre gente que vive a la intemperie, en un portal, en un banco, en una furgoneta del desguace, cubiertos de cartones, de mantas raídas, de ropa vieja cargada de mugre, expuestos no sólo al frío, sino a las ratas, o a animales peores (los humanos)...
Soy un privilegiado. Somos unos privilegiados, y a veces lo olvidamos.
jueves, enero 08, 2009
Etiquetas:
frio,
hombres,
invierno,
mujeres,
sociedad,
trabajo
Fumado por
Pipero
10:10 p. m.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Publicar un comentario 1 volutas:
Lo somos, sin duda....
Petonets
7:15 a. m.