No, no se trata de la historia del desastre de un petrolero en el Atlántico... Se trata de la última película de Christopher Nolan, el realizador de la aclamada "Memento". La historia de la competitividad, ¿qué digo?, rivalidad, entre dos magos, en el Londres victoriano de finales del siglo XIX, y en el comienzo de una etapa en la que se adivinaba la aparición de otros muchos tipos de "magia": la electricidad, la radio, el descubrimiento de gran parte de la física y química que ha regido el progreso de la ciencia en el siglo XX, y, cómo no, ¡el cine!
Nolan se erige en un narrador de aquella época en un film, bien ambientado, aunque va más allá de ser un cine "de época". A través del devenir de estos dos magos, bien diferentes, uno imaginativo, talentoso, analítico, introvertido, pero con pocos recursos para captar el interés del "público", y el otro, más falto de recursos, aunque también analítico, más extrovertido y con más facilidad para atraer los intereses de la audiencia, pero sobre todo, con más mala leche, se captan metáforas y alusiones continuas a gran parte de lo que podría ser las actitudes dominantes en nuestra sociedad actual, pero, más aún, y dado el trasfondo "mágico" del tema, hasta quizás, sea un "mensaje en clave" de Nolan al establisment cinematográfico actual, por que, ¿qué es el cine sino magia? y, no es cierto que hay un cine independiente, que malvive enfrentado a un cine comercial lleno de recursos pero en muchos sentidos falto de contenido.
Buen montaje (como siempre en el caso de Nolan), buen trabajo de los actores (impecable como siempre Michael Caine, pero también Christian Bale) al servicio de una buena historia, llena de guiños al espectador. Sin ser una obra maestra, constituye un buen ejemplo de cine recomendable y de un cineasta concreto a seguir.
lunes, enero 15, 2007
Etiquetas:
cine,
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Fumado por
Pipero
6:46 p. m.
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