Veo el mundo entre volutas

Película que va de sexo pero también de sentimientos. De sexo porque lo hay, y bastante, y... totalmente explícito, con lo cual, espíritus sensibles, ruego se abstengan visionarla. Pero claro, si sólo fuera sexo lo que se vé en el film, no pasaría de ser una película pornográfica...

Shortbus no es una película pornográfica. Shortbus habla de algo de lo que se trata mucho en el cine de hoy en día, la incomunicación. Pero no una incomunicación, al estilo de la que muestra "Babel" por ejemplo, sino más bien la incomunicación que puede existir en una pareja, en sus relaciones íntimas, pero también en sus sentimientos, la frustración que puede crear no expresar con total libertad y sin inhibiciones, lo que esperamos de la relación con nuestra pareja. El film se centra en dos historias, la de una relación heterosexual y la de otra, homosexual. Ambas presentan esos problemas y desde ese punto de vista común, acaban reuniéndose en "Shortbus", una especie de local de intercambio donde se practica el sexo sin inhibiciones y donde los protagonistas traban conocimiento de un mundo de lo más variopinto, que les acaba poniendo en claro el porqué de sus problemas y una posible solución.

Película atrevida, en momentos profunda y hasta dramática pero que, curiosamente, hacia el final, da un giro inesperado, casi milagroso, algo que, en el fondo, no es inesperado en una ciudad como Nueva York donde según uno de los protagonistas "viene la gente a que les perdonen sus pecados". Ese final quizás es el punto más flojo de la película, y aquel en el cual da la impresión de que el realizador o se quedó sin presupuesto o se quedó sin ideas, pues la trama de fondo podría haber dado mucho más de sí.

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