Si supiera eso sabría donde me vendría a encontrar la muerte. Sin duda iría a su encuentro. Tampoco podría escapar de ella, osea que, ¿para qué hacer esfuerzos inútiles?. No me despediría de nadie "de palabra", pero me aseguraría de dejar alguna carta/nota dirigida a todos aquellos que puedan haber valido la pena en mi vida. No quisiera una "despedida lacrimógena" porque no toca, desde luego. Hecho esto, iría a su encuentro, con tiempo -me gusta ser puntual-, y buscaría el lugar más cómodo para esperarla. Probablemente iría pertrechado de la mejor de mis pipas y algún buen tabaco... "Midnight Ride" por ejemplo. Estaría bien que fuera de noche. Casi siempre la noche nos da la luz y la noche nos la quita. Una buena pipa, relax, una buena música, olvido de todo y de todos, pues, al fin y al cabo, si la noche nos da la luz y también nos la quita, también puede decirse que la vemos sólos y desaparece de nuestros ojos también en soledad.
miércoles, noviembre 05, 2008
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Fumado por
Pipero
12:14 a. m.
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Deberíamos aprovechar la poca luz que nos permite la noche. De lo contrario corremos el riesgo de no ver todo lo que nos rodea.
8:22 p. m.
¿Por qué esa obsesión por la muerte? No me gusta pensar en esa clase de muerte, lo que me gusta es pensar en la forma de darle vida a mi vida, que está un poco muerta. Lo de después no me importa, quizá lo que merece la pena es pensar en el último momento, con una sonrisa, que todo ha valido la pena. Ah, me encantan los cementerios eso sí, como buen romántico y esas fotos del de París son alucinantes. Tengo que visitarlo la próxima vez, si la hay. UN abrazo
10:27 p. m.
Todo depende del estado en el que nos encontráramos. Es decir, no es lo mismo morir por "accidente" que por vejez.
Si fuera en el primero de los casos, me dedicaría a hacer el amor con la persona amada. Querría despedirme, sin duda.
En el segundo de los casos, también buscaría despedidas. Mucho más naturales... y menos pasionales.
;-)
12:01 a. m.