Todos los que hacemos vacaciones –no forzosas, se entiende- deseamos que llegue el momento del último día antes de empezarlas. Quedan horas, luego minutos, luego segundos y… ¡PAM!, ya está. "Adiós", "hasta la vista", "que todo vaya muy bien"… y nos quedamos solos en la perspectiva de descansar, de hacer cosas diferentes, y, entre ellas, en lo personal, aprovechar el tiempo, por ejemplo, haciendo cosas que habitualmente, durante el año, son complicadas de realizar. Muchas veces leemos aquel libro que nos regalaron por Sant Jordi, o empezamos a practicar aquel instrumento musical que decidimos que aprenderíamos (¡que no decaiga!), o practicamos cualquiera otra afición que sabemos –o nos hemos concienciado- que nos gustan, y que las tenemos que practicar en nuestro ocio, sí o sí.. A menos que seamos unos misántropos, aspiramos a comunicarnos con los demás, a explicar cómo va nuestra vida, y estar dispuestos a escuchar cómo va la de los nuestros, a dar o a recibir consejos, etc, etc… También a compartir esas aficiones nuestras. Forma parte de lo que se llama… "convivencia". Fruto de esta "convivencia", de este "comunicarse", de este poder relacionarse con los demás, muchas relaciones se estrechan, se abren nuevas, o se cierran muchas otras (se dice que las vacaciones es la estación ideal para romper parejas). Son "gajes del oficio" y, como se suele decir, "no hay mal que por bien no venga"… pero lo importante es comunicarse y seguir haciéndolo, y cara a cara, no virtualmente, ni telefónicamente, ni epistolarmente. Comunicación, contacto es lo que toca. Personalmente, es de las cosas que cada vez siento más que necesito.
jueves, agosto 19, 2010
Etiquetas:
comunicacion,
personal,
vacaciones,
verano
Fumado por
Pipero
12:58 a. m.
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