Veo el mundo entre volutas

Hoy me ha ocurrido una cosa que en cierta forma me recuerda a la novela de Robert Graves, Yo, Claudio. En aquella novela, luego magnífica serie de TV, una serie de personajes divinizados, los césares de la familia Julia Claudia se recrean en su divinidad, manteniéndose lejos de los mortales cuando no abusando de ellos, de mil y una formas, incluyendo la muerte, por supuesto. No hacen distinciones, putean a todo el mundo, incluso los pelotas que hay en todas las colectividades y que piensan que la divinidad les había hecho una deferencia... pero hay pocos que medran, de hecho sólo hay un personaje, para más INRI, republicano en época imperial, que aguanta todos los puteos y, cuando otros que habían crecido mucho, caen, aguanta, aguanta, aguanta y llega, por méritos propios, a conseguir aquello que de modo natural, podía aspirar... ¿El secreto? Pasar desapercibido y pensar, pensar mucho en que todo lo que sube mucho, mucho, luego cae aún más, un poco como la espuma cervecera.

Éste tipo de cosas pasan hoy en día. No es más que un símil sobre la relación entre cliente-personaje de gran empresa y proveedor-pequeñito: hay personas que en un momento determinado suben mucho porque coyunturalmente interesa que suban, nunca, obviamente por méritos propios, pues aquéllos que hacen subir a otras personas, normalmente no se fijan en los méritos. Es típico de estos personajes, olvidar lo que deben y a quien y no dudan en seguir aprovechándose de su estatus usando recursos humanos y materiales propios y ajenos?. Lo que olvidan es que más tarde o más temprano la situación coyuntural desaparece, también los privilegios, y que no hay supervivientes natos.

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