Veo el mundo entre volutas

IconMi reflexión sobre el mundo a diario (o casi). Menos para el público y más para mí mismo.

Crónicas pipero-vacacionales: La gente - 1

Cuando te pasas la mayor parte del año fuera de estas tierras es interesante que el poco tiempo que te encuentras ahí, "no des que hablar". Me explico, una cosa es estar de paso en un sitio, en un lugar que estás un día y nunca más volverás a estar, con lo cual poco o nada importa la impresión que dejes, y otra cosa es ir a un lugar donde tienes casa propia y donde no quieres que "nadie te la juegue", sobre todo cuando no estés ahí. En ese sentido, hacer vida social no es malo sino que incluso es recomendable: ir a comprar a las pocas tiendas que hay, ir a los vendedores ambulantes, cuanto menos a ver qué mercancías traen, pasarte por la taberna, aunque sólo sea para tomar un "cortado", o irte a pasear o incluso hacer treeking y saludarte con la gente, "¿qué tal?, ¿cómo va eso?, ¿la familia bien?, ..." en pocas palabras: todas esas historias que cuanto menos contribuyen a que no te vean como un forastero sino alguien amigable. Todas esas cosas y también aquello de "ver, oír y callar" (a veces es bueno aquello de ser un mero observador de los acontecimientos y no implicarse demasiado en los mismos). Los recelos hacia el extraño pueden ser bastante contraproducentes en estos lugares bastante parecidos al salvaje oeste ...

Después de pasar una noche tranquila y bastante más fresca que en Barcelona me levanté no demasiado tarde en el domingo 30 de Julio, algo normal teniendo en cuenta que el día del viaje había hecho algo de siesta, algo casi obligado en cuanto detectas el silencio, el frescor y la paz, de estos lugares, algo que habías echado en falta desde que empezó el calor asfixiante del verano barcelonés. Al haber hecho siesta estaba bastante descansado.

El domingo es día de misa, y éste es un lugar adecuado para "matar varios pájaros de un tiro" a nivel social, esto es, te encuentras con los de siempre, los saludas, y, cómo aquel que dice, ya has cumplido un "deber social". Este año no fue diferente: los mismos de siempre (me refiero a los residentes, no a los transeúntes). Los mismos de siempre con las consabidas bajas por fallecimientos, enfermedad, soledad, etc ... Ni que decir tiene que yo soy más bien ateo-agnóstico-nodefinido, pero también soy tolerante, e incluso saludé al cura, que por cierto, vive enfrente de mi casa. A la hora de acabar la misa, volví tranquilamente a casa.

 
 
 
 

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