Veo el mundo entre volutas

IconMi reflexión sobre el mundo a diario (o casi). Menos para el público y más para mí mismo.

Mi viaje a Islandia-1: Llegando

A no ser que vayas en ferry o de polizón en algún ballenero o bacaladero, lo más usual es entrar en Islandia por el aeropuerto internacional de Keflavik, no muy lejos de Reykjavík. Si vuelas desde Barcelona, como fue mi caso, son 4 horas de vuelo para llegar a un país con una diferencia horaria con España de -2 horas. Poco que decir de Keflavík, de hecho, poco que decir de cualquier ciudad, pueblo o comunidad islandesa dado lo reciente del establecimiento humano en la isla. Simplemente decir que Keflavík vendría a ser como un "Torrejón de Ardoz a la islandesa" dado que contiene una base de la OTAN reconvertida en tal a partir de una base americana de la época de la Segunda Guerra Mundial.

En cuanto has cambiado Euros a coronas islandesas, algo que sólo puedes hacer en estos momentos de crisis en Islandia y no en cualquier banco europeo (se resisten dadas las importantes devaluaciones de los últimos meses), ya puedes coger los bártulos y tirar para Reykjavík, para "la previa" antes de iniciar un tour por la isla.

Una de las conclusiones que he extraído de este viaje es que a Islandia se puede viajar perfectamente por cuenta propia, aunque yo no lo haya hecho. Ahora bien, para viajar a Islandia por cuenta propia hace falta, en este orden:

1) tiempo, para planificar qué lugares visitarás, qué actividades realizarás, cómo te moverás por la isla, etc...
2) un buen equipamiento, también en verano (en invierno, olvídate de ir, a no ser que tengas pensado practicar el esquí nórdico, pues aparte de las condiciones extremas, las pistas – que no carreteras- que cubren el interior de la isla están todas cerradas)...
3) dinero en metálico y/o en tarjetas de crédito, aunque no tanto como cabía esperar hace un año como consecuencia de la crisis...

Aconsejable es recurrir a agencias turísticas y utilizar incluso servicios de guías locales, especialmente si se te ocurre practicar deportes extremos como puedan ser la travesía por glaciares o incluso el trekking por determinados lugares y en cualquier caso informarse de las condiciones meteorológicas previstas. Aconsejable es que si viajas en verano lleves todo tipo de ropa pues esa meteorología es absolutamente cambiante durante todo el día. Olvidarse de comodidades en los alojamientos (imprescindible saco de dormir), salvo en la capital que sí puedes encontrar hoteles, fuera de allá serán, a lo máximo habitaciones comunales en hostels, albergues, granjas o campings. A no ser que lleves tienda de campaña contigo, olvidarse también de que puedes hacer la ruta que te dé la gana y contar que encontrarás un sitio donde dormir: los lugares donde poder hacerlo están reservados -y copados- muchos meses antes.

Previo a llegar a Reykjavík, una bien merecida parada en la Bláa Lónid o "Laguna Azul" sirve para entonarse, bañándose en sus azuladas aguas procedentes de afloramientos naturales de manantiales volcánicos junto con las grandes cantidades de líquido expulsadas por la central geotérmica de Svartsengi o rebozándose en los barros blancos silíceos de sus orillas, a la vez que nos tomamos un refrescante Polar Crush... ¡¡¡ahhh!!!, ¡eso es vida!, ¡¡Sobre todo si pensamos que el día anterior estábamos currando en la oficina!!...



Acabado el baño, la ruta hasta la capital no es excesivamente larga y, si tienes suerte y el viaje lo has hecho en verano, sobre todo en el mes de julio, puedes gozar de un "laaaaargo día" y acabar trasnochando... ¡¡de día!!

 
 
 
 

Publicar un comentario 1 volutas:

Anónimo dijo...

Te imagino con una mascarilla de silicio....sigue agustico en tu retiro.

(Eva)

9:26 p. m.

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