Veo el mundo entre volutas

¡El taxista!... "Somos los hermanos ..., ¿Es usted el taxista que nos lleva a V??", "Sí, soy yo". "Bonito coche", "Sí es nuevo, es el mejor, recién comprado y con todos los lujos..." Eso sólo fue el principio de un viaje que no llegó a una hora (afortunadamente), en un Peugeot 407, y conducidos por un personaje que tenía unas ganas tremendas de exhibirse, de hablar de sí mismo, de explicar cosas que quizás divirtieran a las ovejas pero en mí producían un sopor in... sopor... table, solamente aminorado por el frescor y los olores de la sierra que ya estaban invadiendo todo el ambiente. No me atreveré a reproducir la charla o mejor dicho el monólogo que entabló este personaje pues, digamos que mi cerebro se convirtió en un "colador de poro grueso" por un día y todo lo que dijo me pasó de largo. Sólo ví que se aproximaba el pueblo V y que llegamos a las puertas de casa. Descargamos la carga, pagamos los honorarios y una propina (para que no digan que los polacos somos unos tacaños... noooo, mentira, simple y llanamente para que la próxima vez cierre el pico) y nos aprestamos a ver una panorámica y entrar en la casa que nos han estado obrando durante casi un año. Antes de despedirme, muy amablemente le recomendé que lo mejor que podía hacer, dado su talento, era crear y mantener un blog.

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