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IconMi reflexión sobre el mundo a diario (o casi). Menos para el público y más para mí mismo.

La memoria (selectiva) histórica de la Iglesia

Nuevamente, parece que para la Iglesia y sectores afines, existe una memoria histórica, eso es cierto, pero muy selectiva (aún más cierto). Últimamente hemos estado viendo, oyendo y leyendo, múltiples noticias sobre la beatificación de centenares de "mártires de la Iglesia" durante la guerra civil. Parece que el objetivo final de la Iglesia española es llegar a conseguir hasta 10.000 beatos fruto de la "supuesta" persecución religiosa en la guerra civil. Digo lo de "supuesta" porque se entiende que sólo hubo persecución religiosa en el bando republicano cuando es de dominio público que el franquismo se cargó a unos cuantos religiosos que sin renegar de su fé colaboraron con el bando republicano. Para mí y para cualquiera podría ser bastante evidente que la persecución, que sin duda existió, fue más política que religiosa, en cuanto que la Iglesia española, mayoritariamente, tomó partido en la causa franquista (si hubiera sido una persecución religiosa, no hubiera habido religiosos partidarios del otro bando).

Es también evidente que en el bando republicano se cometieron barbaridades con todos aquellos sospechosos de "quintacolumnistas". Entre ellos se contaban no sólo los eclesiásticos, los políticos de derechas, sino también todos aquellos sospechosos de colaborar con estos "quintacolumnistas" o con simpatías "dudosas". Nadie de izquierdas que esté en su sano juicio lo puede negar. La "ejecución" previa tortura de jóvenes seminaristas o monjas no sólo es algo vil sino que no parece que contribuyera a hacer ganar una guerra que inició quien la inició (el General Mola y sus secuaces). Todo lo contrario, éste fue uno de los argumentos "de peso" que sirvieron, para desprestigiar al (legítimo) gobierno republicano. Pero lejos de ser una política promovida por el orden republicano, fue algo que éste intentó controlar en todo momento, salvo en el caos inicial motivado por el alzamiento y la visceral reacción a las barbaridades cometidas por los franquistas en Sevilla, Granada y, sobre todo, Badajoz.

En el bando franquista, en cambio, no se practicó una política de "hacer barbaridades" a modo de respuesta a lo cometido por el otro bando. No, aunque fue una política reaccionaria, aquí no hubo "reacción" sino "acción directa". La política de este bando, reconocida por la mayoría de historiadores actuales (podemos buscarlos fuera si queremos objetividad), buscó la eliminación fisica sistemática y premeditada de todo aquel con unas mínimas simpatías por la República, los partidos de izquierda, los sindicatos, los nacionalismos, y, en la toma de ciudades como Donosti en Euskadi o Málaga en Andalucía, todo aquel que viviera en las ciudades republicanas era "simpatizante republicano" y por tanto, potencial blanco de los aviones italianos y alemanes (no olvidemos que los primeros bombardeos sobre población civil en una guerra, se realizaron en España y los realizó el bando franquista). Pero eso no acabó ahí. A las tomas de ciudades le sucedía, primero la eliminación física de quienes hubieran quedado vivos (previa tortura o no, dependía del caso), luego los juicios sumarísimos (cuando el tema se empezó a suavizar) y finalmente las condenas de reclusión mayor por "delitos de rebelión" (a todos aquellos que habían sido leales a la causa legítima) con "reeducación" a ellos y a los suyos. Muchos muertos de esos primeros años están enterrados en las cunetas, en los campos incultivados o arrojados a los pozos. ¿Se acuerda de ellos la Iglesia?. Es hasta obsceno que se realicen estos maniqueos homenajes (beatificaciones) a la memoria histórica de la Iglesia española (conste que no tengo nada contra los pobres infelices que fueron muertos por estar vinculados a la misma), la cual, durante cuarenta años fue ampliamente homenajeada por el régimen franquista, y, paralelamente, se niegue el derecho a reivindicar la memoria, dar dignas sepulturas y limpiar el nombre de tantos y tantos como el régimen amparado por la Iglesia, eliminó.

 
 
 
 

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Anónimo dijo...

Demasiado selectiva, como tú bien dices. Pero, encima, no es sólo eso. Si no me equivoco, uno de los nuevos beatos, que tanto merecen ir al cielo, es un cura de mi pueblo al que mataron por denunciar donde había "rojos" escondidos. Un hombre con las manos manchadas de sangre que ahora es considerado poco menos que un santo. Hay que joderse.

11:55 a. m.

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