Tengo 41 y básicamente no he cambiado de manera de pensar en lo esencial de la vida, en lo que son mis "valores". Mi cuerpo evidentemente ha cambiado (básicamente es menos resistente y acusa más el paso de los años) y sí, también lógicamente, en algunos temas, mi forma de pensar tiene que cambiar, tiene que adaptarse a los tiempos que toca vivir ("adaptarse o apolillarse"). Nada nuevo, no obstante. Todos lo experimentamos y a todos nos toca. Simplemente lo dejamos fluir de forma natural y casi sin enterarnos.
Aún así, cuando alguien se refiere a mí como "Señor", "Don", "Doctor" de repente recuerdo y empiezo a ser más consciente del paso de los años. También cuando percibo algunas maneras de comportarse y de actuar de "hoy en día". El cambio generacional entonces se percibe con facilidad. Todos lo vemos, incluso hay anuncios de Coca-Cola sobre este tema.
Pero, ¿qué pasa si una persona de mi edad -o incluso mayores- se relaciona o incluso puede llegar a enamorarse de otra 10, 15 o incluso 20 años más joven?, ¿puede tener futuro esa relación?... De alguna forma es la pregunta que plantea la última peli de Isabel Coixet, "Elegy" en una de sus agudas reflexiones sobre la vida, la muerte y el amor. Pero, dejando de lado el romanticismo, en términos más pragmáticos y me refiero a convivencia, ¿la diferencia cultural, social, de edad o incluso política entre dos personas puede no ser óbice para que establezcan una relación sólida?
domingo, abril 20, 2008
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Pipero
10:39 p. m.
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