Pocas veces se presenta este dilema como un planteamiento para solucionar problemas de salud. De hecho, para mí sólo se presenta cuando nos enfrentamos a problemas de tipo psicológico. Los problemas de esta índole pueden llevar a consecuencias que requieren el uso de medicaciones, generalmente ansiolíticos para los trastornos de ansiedad y antidepresivos, para los cuadros depresivos. En ocasiones, se combinan los dos tipos de tratamientos, en los cuadros "mixtos". Lo que lleva a esta situación son problemas muy frecuentes, típicos del "mundo moderno": ambiente del trabajo (la presión laboral por parte de los jefes, el ambiente, cuanto menos extraño con los compañeros), ... y problemas propios como serían la incapacidad de comunicarse, de expresarse, de manifestar nuestras necesidades o lo que nos molesta. Para mí, generalmente, pudiendo haber y habiendo en muchas ocasiones un problema extrínseco en lo que define a estas situaciones molestas, existe una base intrínseca que nunca puede quedar en definirnos como "es que cada uno es como es" como una excusa para pensar que la culpa está sólo fuera y que los medicamentos lo solucionan todo... ¡NO!, si siendo como somos estamos mal y tenemos problemas que tienen tendencia a repetirse una y otra vez, algo tendremos que hacer, ¿no?. En estas circunstancias, los fármacos son sólo "parches" que alivian momentáneamente una situación que podríamos arreglar de una forma menos "dependiente de la química". Cambiar de "actitud vital" por complicado que pueda parecer es algo que debería intentarse.
domingo, febrero 08, 2009
Etiquetas:
farmacologia,
medicina,
personal,
psicologia,
salud,
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Fumado por
Pipero
12:09 a. m.
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